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El tratamiento de aguas residuales está generando un impacto positivo, contribuyendo a prácticas más sostenibles y eficientes en la industria alimentaria.

Las aguas residuales representan uno de los desafíos ambientales más significativos de nuestra era. Sin embargo, con el desarrollo de la tecnología, en la actualidad ofrecen oportunidades para la innovación y la sostenibilidad. 

¿Sabías que en los últimos años han aparecido en el panorama reactores y sistemas que están transformando las aguas residuales? Ahora han pasado de ser un problema, a un recurso sostenible. Desde los humedales artificiales, las plantas desaladoras y el proceso de ósmosis inversa que purifica el H2O, hoy en día se trabaja con un sin fin de instalaciones que tienen como misión preservar la naturaleza intacta y aprovechar sus recursos.

En este artículo, conocerás más del tema con un enfoque particular en su impacto positivo para el medio ambiente y eficiencia energética en la industria alimentaria.

Como punto de partida, debes saber que el tratamiento de aguas residuales consiste en tres fases:

  • Fase primaria: separación de sólidos gruesos y partículas suspendidas, a través de procesos de sedimentación y flotación, en los que los sólidos se van al fondo.
  • Fase secundaria: eliminación de componentes orgánicos con la ayuda de microorganismos que descomponen la materia, volviéndola más simple y menos contaminante.
  • Fase terciaria: Se detectan los últimos elementos no deseados, por medio de desinfección, cloración y filtrado.

Cada parte debe ser monitoreada de manera constante, con el fin de garantizar los estándares de calidad requeridos en el tratamiento de aguas residuales.

Contaminación de las aguas residuales: un llamado a la acción

Las aguas residuales generadas por las actividades humanas y diversas industrias, representan una carga significativa para los ecosistemas acuáticos y la salud de las personas. La contaminación del agua con compuestos orgánicos, nutrientes y patógenos puede conducir a la eutrofización, la degradación de los ecosistemas acuáticos y la propagación de enfermedades. Además, el alto consumo de energía asociado con los sistemas de tratamiento convencionales, intensifica aún más su impacto negativo para el planeta.

Por fortuna, la creciente conciencia sobre la importancia de preservar los recursos hídricos y reducir la huella ambiental, ha impulsado la investigación y el desarrollo de soluciones disruptivas en el tratamiento de aguas residuales.

Una de las principales áreas de oportunidad para las aguas residuales es la de la eficiencia energética. Los reactores anaerobios de flujo ascendente (UASB, por sus siglas en inglés) son un ejemplo destacado de herramientas que brindan un tratamiento eficaz, con un consumo reducido de energía.

Los reactores UASB aprovechan el proceso de digestión anaeróbica para descomponer los contaminantes orgánicos presentes en las aguas residuales. Este proceso no solo reduce la carga contaminante del efluente tratado, sino que también genera biogás, una fuente de energía renovable. La implementación de sistemas de cogeneración que aprovechan el biogás para generar electricidad y calor adicionales, optimizan aún más el ahorro energético.

Además de los reactores UASB, los sistemas lagunares también están ganando popularidad, debido a su bajo costo de construcción y operación, además de su capacidad para tratar eficazmente una amplia gama de aguas residuales. Estos sistemas utilizan procesos naturales de descomposición y sedimentación para eliminar contaminantes, reduciendo así la necesidad de energía externa.

Aguas residuales en la industria alimentaria

La industria alimentaria en particular, se enfrenta a desafíos únicos en el tratamiento de aguas residuales, debido a la alta carga orgánica y la presencia de compuestos específicos como aceites y grasas. Para estar a la altura de esta responsabilidad hacia los consumidores, se están desarrollando equipos específicamente adaptados a las necesidades del sector.

Entre los procesos más reconocidos para tratar aguas residuales en la producción de alimentos, están el tamizado, la ecualización, el tratamiento químico, biológico o de lodos, además de la clarificación. Cada uno ha sido diseñado para diferentes tipos de productos.

Los sistemas de pretratamiento avanzados, como los separadores de grasas y los tamices finos, ayudan a eliminar los contaminantes gruesos y proteger a los equipos de tratamiento posterior de obstrucciones y daños. Además, las tecnologías emergentes, como la electrocoagulación y la ozonización, están demostrando ser eficaces en la eliminación de contaminantes recalcitrantes y la mejora de la calidad del efluente tratado.

La implementación de estas innovaciones en reactores y sistemas de tratamiento de aguas residuales no solo tiene beneficios ambientales, sino que también contribuye significativamente a la sostenibilidad del recurso hídrico en la industria alimentaria. Al reducir la contaminación del agua y mejorar la calidad del efluente tratado, estas tecnologías ayudan a preservar los recursos hídricos locales y proteger la salud pública.

Además, al aprovechar fuentes de energía renovable como el biogás generado por los reactores anaerobios, las instalaciones de tratamiento de aguas residuales pueden reducir su dependencia de combustibles fósiles y disminuir su huella de carbono.

En conclusión, los cambios radicales en la industria alimentaria están transformando la gestión de aguas residuales en una oportunidad para promover la sostenibilidad ambiental y energética. Con este objetivo como base, se continúa allanando el camino hacia un futuro amigable para el medio ambiente, también con grandes ventajas para las empresas y su rentabilidad.